domingo, 27 de septiembre de 2009

Dog days are over

No estoy hablando de salvar el mundo. En estos momentos me confomo, con salvarme a mi mismo. Y a algunas personas a las que quiero. El mundo. Ese gran agujero negro que llamamos mundo. Ah, el mundo. Sí, claro. No faltaba más. El mundo es un asco. Todo el mundo lo sabe. Pero procuramos no hacer caso ¿verdad? No, eso es imposible. Nos guste o no estamos metidos hasta el cuello. Nos rodea por todas partes y cada vez que levanto la cabeza y echo una mirada al rededor, lo que veo me da nauseas. Tristeza y repugnania. Y decían que la Segunda Guerra Mundial había arreglado las cosas, al menos por unos siglos. Pero todavía seguimos despedazándonos unos a otros, ¿no es así? Nos seguimos odiando igual que siempre.

Perfecto monólogo interno para buscarle un doble sentido.

En unos meses estaré camino a Turku, Finlandia para disfrutar del frío con mi amadísima V. en el bolsillo de un abrigo polar.
La gente es de lo más odioso cuando tengo claro Madrid me hacen pensar en Barcelona, solo por no tenerles que aguantar el resto de mi vida.

Tengo ganas de que llueva.

4 comentarios:

  1. si, todos nos odiamos igual (o más), sólo q ahora una Guerra Mundial mandaría todo a la mierda, por eso nos movemos (se mueven) por el filo de la navaja, pero sin llegar a cortarnos

    pero la mierda esta alta, huele igual q antes, sólo q ha mutado, es más "inteligente", amenaza siempre con desbordar pero sin llegar a tanto (por ahora)

    ResponderEliminar
  2. No se puede salvar a todo el mundo. Muás!

    ResponderEliminar
  3. Una de las razones por las que conseguí convencerme de irme a Madrid es que tu ibas a estar allí, asi que deja de decir tonterías.

    Yo también quiero que llueva, estoy harta del calor.

    Me apetece también ver Cuatro bodas y un funeral.

    ResponderEliminar
  4. La lluvia lo limpia todo y trae un nuevo ambiente.

    A mí me apetece mucho Madrid.

    Saludos!

    ResponderEliminar